Enseña Chile
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«Anoche mataron a un alumno. Los medios dicen que carabineros terminó con la vida de un delincuente y la gente comenta feliz porque 'hay que acabar con ellos'.

Yo puedo decir que sí, que todos sabíamos que este cabro delinquía, que hacía portonazos, que andaba armado y que asaltaba en las calles. A mí mismo muchas veces me dio miedo enfrentarme a él en la sala cuando se ponía choro.

Sin embargo, lo más triste es que también puedo decir que era menor de edad, que desde niño tuvo que enfrentar diversos abandonos y el rechazo de mucha gente. Siempre estuvo ad portas de irse al SENAME. Del colegio se había ido hace un mes y medio porque ya todos lo molestaban diciéndole que era weón porque le hacíamos evaluaciones diferenciadas, entonces lo estigmatizaron y él prefirió abandonar el colegio.

Hoy me pregunto con mucho dolor qué hicimos nosotros por ayudarlo. La respuesta es poco, bien poco.

Si algo me ha dejado claro este año es que cuando creces en un entorno de violencia, reproduces esos mismos patrones porque tienes que defenderte para sobrevivir y porque, básicamente, no conoces otra forma de relacionarte con tu entorno.

Me da rabia que tratemos de delincuente a un niño al que le fallamos, a un niño al que el sistema le falló porque nunca tuvo la oportunidad de conocer otra realidad. Así es este país, este oasis de pobreza y miseria.

En este dolor solo puedo recordar que la última vez que me habló para pedirme ayuda, apoyó su cabeza en mi hombro y me dijo: 'yapo, profe, si yo igual lo quiero'. Yo lo miré y le dije que era patero y también se rió, y se puso a trabajar. También me puedo acordar cuando para el día del libro, pese a su fuerte personalidad, fue el primero en querer pintarse la cara porque insisto, era un niño.

No sé, no entiendo por qué la vida es tan triste, pero lo único que tengo claro es que hay que seguir luchando».

Jorge Urrutia
Profesor de Enseña Chile, Quilicura

 

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