El primero medio B del Colegio San José de la Familia de La Pintana no tiene sala propia este año. Cuando el establecimiento organizó la educación híbrida antes de entrar a clases definió que durante este periodo de pandemia se organizarán las aulas de forma compartida entre un curso de básica y uno de media. Con esto Ricardo Correa, su profesor jefe y peCh 2020, se dio cuenta de que no podría decorar la sala con elementos que le permitiera generar vínculo con sus estudiantes y entre ellos (muchos recién llegados al establecimiento), por lo que decidió crear una “Sala virtual”.
En Instagram construyó el perfil privado @elrincondel1b, espacio que junto a sus estudiantes comenzó a usar como diario mural, donde han compartido un breve anuario con información de cada uno y donde luego la directiva del curso ha generado gráficas con la organización semanal de sus tareas y pruebas. «El diagnóstico que yo hice a principio de año fue que este curso era desunido, entonces para ellos fue muy impresionante o extraña esta idea de que nos conozcamos a través de la Sala virtual. Pero a la larga ha sido una iniciativa muy agradecida por ellos y ellas, se dieron cuenta de que pueden conocer al compañero que está al lado y no solamente se tienen que relacionar con su grupo de amigos», cuenta el profesor.
Cuando comenzaron las clases presenciales el profesor incluso compartió algunas fotos de ese hito para motivar a sus estudiantes. Así de a poco nutre este espacio, que se volvió aún más relevante cuando tuvieron que volver a la educación a distancia. «A mí en lo personal la verdad es que se me hace muy útil la Sala virtual porque gracias a ella pude conocer más sobre mis compañeros como sus gustos, las cosas que quieren en su futuro, sus cumpleaños y otras cosas más. También me parece muy útil porque nuestros compañeros pueden estar informados sobre las tareas y trabajos de una forma muy rápida», cuenta la estudiante Constanza Sepúlveda Bravo.
Finalmente, para el profesor la Sala virtual evidencia la necesidad de levantar iniciativas innovadoras que permitan a los estudiantes encontrarse y crear nuevas formas de vincularse en esta nueva realidad. «De esta experiencia me llevo el aprendizaje de que en verdad cualquier cosa que uno quiera hacer en un espacio, ya sea en una jefatura o en verdad cualquier comunidad, tiene que ser igual construido entre todos. Yo cree algo sin necesariamente tener una expectativa clara sobre la reacción del curso y al final funcionó. Creo que parte del liderazgo es proponer algo y que los demás también construyan sobre eso como agentes de cambio. Creo que el liderazgo debe tener esta forma compartida, donde uno da el primer paso, pero abre para que los demás también den esos pasos por su propia cuenta», concluye Ricardo.