Durante 2014 y 2015, Alexander hizo clases de Física, Matemática y PSU en el Colegio Pedro Apostol de Puente Alto, Región Metropolitana. Casi 10 años después trabaja como CPO Corporativo en Banco Ripley.
¿Qué te hizo querer postular al programa y apostar por la educación?
Creo firmemente en que la educación es el único lugar donde se deben poner los esfuerzos para lograr hacer cambios profundos. Desde niño siempre me ha hecho mucho sentido enseñar y enfocar mi energía en el desarrollo de herramientas que potencien el desarrollo de las personas.
Cuando tuve la oportunidad de conocer el programa, me leí el libro “Otra Cosa es con Pizarra” para conocer algunas experiencias y, simplemente, me convencí. Desde ese momento que busqué entrar al programa y agregar otra mirada a mi manera de ver la educación, “conocer el desafío desde dentro”.
¿Cómo fue tu experiencia?
Nuestra Escuela de Verano fue en la comuna de Puente Alto. La experiencia fue una verdadera inyección de conocimiento para aprender a hacer clases: propósito, objetivo, planificaciones, problemas con las impresiones y, por supuesto, una constante búsqueda de sentido en lo que quería enseñar. La energía que se respiraba era increíble, alcanzando su máximo en el primer día que llegaron los estudiantes, quienes compartían nuestro miedo a haber tomado la decisión correcta de participar, pero en lados diferentes de la calle. Un mes increíble de esfuerzo y transformación, la mejor manera de aprender.
Luego llegué al Colegio Pedro Apóstol de la comuna de Puente Alto. El aterrizaje fue duro por muchas razones: la muerte de un ser querido, di mi examen de grado el día antes de mi primera clase, era el primer Profesional Enseña Chile (pech) que trabajaba en un colegio con muchos problemas relacionados a profesores de física y era el único profesor que impartía esa asignatura. Todo dependía de mí, mucha responsabilidad y mucha libertad. Tenía muchas dudas y era difícil dar los primeros pasos en mi experiencia como profesor, sin embargo, fui recibido con los brazos abiertos por parte de todo el equipo directivo y profesores.
¿Qué competencias crees que desarrollaste en el programa y que te acompañan hasta tu rol o cargo actual?
La lista es larga. El contexto en la sala de clases es muy desafiante, enfrentándote a plazos muy difíciles de cumplir, recursos escasos, estudiantes con problemas personales, familiares y psicológicos, apoderados que requieren tu atención, diferencias de nivel de conocimiento, fiscalización del libro de clases, ausencia a clases, maternidad infantil, tráfico de armas y drogas; y la lista solo crece, estando uno al medio de todo.
Uno debe saber adaptarse a este complejo contexto, buscar nuevas maneras de enseñar contenidos y desarrollar habilidades. Los sistemas nunca funcionan a la primera, pero también hay que saber cuándo frenar, analizar y crear o innovar con uno nuevo. Creo que lo más importante que desarrollé fue el entender la importancia de tener un propósito claro. Son muchos los estímulos que nos rodean en la sala de clases y el foco de un propósito nos permite limpiar lo que nos nubla la mente y mirar hacia adelante, saber elegir entre cosas urgentes e importantes, arriesgarse por cosas que entregan más valor.
Esto va fuertemente de la mano con la capacidad de planificación. Saber dónde te encuentras y a dónde quieres llegar te permite diseñar los pasos a caminar, en qué momentos frenar y observar e, incluso, comunicar los avances de manera de motivar a quienes te acompañan en este viaje. Nunca olvides que estás acompañado en este proceso, desde los estudiantes, hasta tu mentor, pasando por el equipo directivo, profesores y otros pechs. Hay muchas cosas que no sabes y todos ellos te acompañan para darte una perspectiva nueva, un consejo o una mano amiga.
¿Crees que esta es una experiencia que cambia trayectorias profesionales y/o de vida?
Esta es una experiencia que te cambia en muchos sentidos, te encuentras con una realidad muy compleja y con muchas dificultades. Ver cómo funciona desde dentro y “ponerle cara al problema” genera un sentido de urgencia que llega a ser agobiante, porque no puedes resolverlo todo. Aprendes a conocerte, entender tus oportunidades de mejora y cómo aprovechar tus fortalezas para enfrentar cualquier desafío. Cultivé mi esencia con esta experiencia y soy una mejor persona y profesional gracias a ella.
¿Por qué crees que alguien de tu profesión debería hacer el programa?
Hay mucho que podemos aportar desde la ingeniería y la ciencia. Tuve la suerte de participar en cambios importantes dentro del colegio en el que trabajé y creo que mi profesión aportó mucho en diferentes ámbitos. Desde las mejoras administrativas hasta enseñar física de manera experimental e, incluso, apoyar a mis colegas a interpretar datos para sus estudios de postgrado.
Dicho eso, lo más importante es todo lo que aprendí. Aprendí del equipo directivo, de mi mentor, de mis colegas y, más importante, de los estudiantes. Todo mi trabajo lo hice por ellos y estoy muy agradecido por todo lo que me entregaron.
¿Qué le dirías a profesionales que están pensando en postular?
Esta es una experiencia transformadora y creo que todos debiéramos vivirla. El desafío es muy grande y requieres ser una persona y profesional muy completa para lograr tus objetivos. No va a ser fácil, para nada, tienes que crecer mucho y enfrentarla con mucha humildad. De alguna manera u otra, esta experiencia sabe desafiarte donde más lo necesitas.
Todos vivimos crisis durante esta experiencia: “estoy solo”, “no soy capaz”, “quiero renunciar”, “veo que mis amigos disfrutan mucho”. Recuerda que no estarás solo o sola en esto. Mucha gente te acompañará y también será mucha gente la que vas a conocer. Es normal sentir que tienes mucho que perder y la única forma de saber lo mucho que puedes ganar es viviendo la experiencia. No lo pienses más, ¡POSTULA!