Entregar canastas de alimentos a estudiantes y sus familias junto con nuevas oportunidades de aprendizaje. Esa fue la idea de Felipe y Carlos, dos profesores del Complejo Educacional Pablo Sexto de Pucón, para ayudar a su comunidad en tiempos de pandemia. El objetivo de esta iniciativa era cubrir dos necesidades: apoyar económicamente y entregar educación contextualizada, que permitiera abarcar distintas materias al mismo tiempo. Después de un gran trabajo colaborativo lograron levantar los fondos para las cajas y armar una guía de actividades, con instrucciones como preguntar a los apoderados sobre una receta familiar, prepararla y calcular el precio de cada plato y su aporte nutricional.
Este proyecto se comenzó a gestar cuando Felipe Ruiz, profesor de Enseña Chile que hace clases de Administración, se unió con el profesor Carlos Urra, jefe del Departamento de Administración, para ir a ver uno por uno a sus 47 estudiantes de tercero y cuarto medio. En el terreno conversaron con jóvenes y apoderados, conociendo su realidad en ese contexto: muchos de ellos dependían de los productos del campo que en ese momento no se podían transportar facilmente, lo que generó grandes problemas económicos. Así comenzaron a pensar la forma de apoyarlos con mercadería y al mismo tiempo entregar oportunidades de aprendizaje.
«Le comentamos la idea al director y le gustó. Después de un par de semanas contó que se le había ocurrido la posibilidad de redestinar los fondos de un proyecto que hacemos todos los años, ‘La Ruta del Padre Pancho’, para financiar cajas de alimentos para los estudiantes. El requisito era que viniese acompañada de una actividad pedagógica que cumpliera con ciertos criterios de evaluación y objetivos de aprendizaje», cuenta Felipe. El equipo directivo llevó la idea a la Fundación Irarrázaval, ente que desde hace cuatro años financiaba este y otros proyectos del establecimiento, quienes de inmediato accedieron al cambio.
Trabajo colaborativo y resiliencia
Así, junto a los profesores de Lenguaje, Matemáticas, Ciencias, Historia, Religión, Convivencia escolar y las asignaturas Técnico profesionales, desarrollaron una guía conjunta. En ella, el objetivo era trabajar habilidades transversales del curriculum de educación técnico profesional como trabajo prolijo, responsabilidad y proactividad. También se buscó involucrar a los apoderados en las actividades, con el fin de que los estudiantes reforzaran sus vínculos familiares y tuvieran la experiencia de trabajar en equipo desde su hogar.
«Los alumnos tienen que construir sus proyectos de vida y estar preparados para los cambios. Este es un buen momento para que logren entender que lo que ocurre a veces no es lo esperado y hay que estar preparado para salir adelante, trabajar la resiliencia. Con este proyecto somos un ejemplo de eso y agradecemos profundamente a la Fundación Irarrázaval que nos permitió cambiar el destino de los dineros», opina Miguel Quezada, coordinador del Departamento de Administración del Complejo Educacional Pablo Sexto de Pucón.
Hace dos semanas los estudiantes fueron a retirar las cajas y actividades al colegio. En una semana más, cuando vayan a buscar su alimentación Junaeb, deberán dejar la guía completa. «Hasta ahora les ha gustado porque son cosas distintas. Con la actividad donde tienen que entrevistar a los papás para la receta familiar, muchos me han dicho como 'profe, aprendí cosas de mi papá que no sabía'. Estas actividades les dieron una excusa para interactuar y reencontrarse con sus apoderados», relata Felipe. Cuando entreguen el material, profesores y equipo directivo esperan hacer una evaluación del proceso y, desde ahí, levantar nuevas propuestas para continuar con el trabajo colaborativo entre asignaturas, siempre pensando en el contexto de sus estudiantes.