Francisca Salazar y Sebastián Zunino, profesores de Enseña Chile que trabajan en el Centro Educacional San Agustín y el Colegio Quellón respectivamente, han dedicado todo este año a buscar formas diferentes de enganchar a sus estudiantes en el contexto de la educación a distancia. Por eso, cuando conocieron la competencia internacional de robótica First Lego League Challenge no dudaron que sería una gran oportunidad para potenciar aprendizajes diferentes, como la programación y el trabajo colaborativo, en este contexto.
«Es super importante para los chicos el introducir a su aprendizaje escolar la programación, la robótica y el pensamiento fuera de la caja. En los colegios se enseñan asignaturas básicas, pero ellas no siempre conllevan habilidades socioemocionales. Esta oportunidad permite construirlas en base al trabajo en equipo, la resiliencia y también la motivación por aprender algo distinto de forma autónoma», cuenta la profesora Francisca.
Con esa convicción, cada profesor convocó a alumnos de sus establecimientos y lograron generar dos equipos, cinco niños y niñas en el Colegio Quellón y seis en el Centro Educacional San Agustín. Hicieron la postulación a través de la Fundación Spark Talents, la cual becó a cada uno financiando el acceso al programa y el robot que requerían para participar. Actualmente los equipos están comenzando a prepararse, estudiando y programando para la competencia que se realizará durante el primer semestre del próximo año, donde cada grupo deberá demostrar cómo sus robots solucionan diferentes desafíos.
«Hasta ahora ha sido super divertido porque además de ver lo del robot, podemos sociabilizar con nuestros compañeros y formar lazos. Lo que más espero de esta oportunidad es aprender a programar bien porque lo que sé es muy básico y porque la programación y los robots son nuestro futuro. También, espero que tengamos cada vez mejor comunicación en el equipo, que nos conozcamos mejor y que así esto sea más que un simple proyecto tecnológico», opina Juan Ignacio Fernández, estudiante de primero medio del Centro Educacional San Agustín que es parte de uno de los equipos.
Robótica a distancia
La preparación se realiza a través de reuniones semanales donde cada equipo se junta para aprender y planificar su avance. Recién están comenzando y estas primeras semanas han servido para conocerse entre compañeros y explorar las funcionalidades del robot. Los profesores, quienes están a cargo del robot, montan un circuito y les muestran por videollamada las funciones básicas del robot, como el movimiento y los sensores de color y proximidad, entre otros. De a poco van aprendiendo y jugando con todas las posibilidades que brinda.
«La programación y la robótica son habilidades que se van a necesitar para el futuro, por eso para mí es muy importante que los chicos estén inmersos desde lo más pronto posible en este mundo. Esta oportunidad está muy bien desarrollada, con manuales, cuadernillos, videos y una gran producción que tiene a mis estudiantes muy motivados», rescata el profesor Sebastián.
Este año hay 49 equipos participando de la First Lego League Challenge en Chile con cerca de 400 estudiantes de entre 9 y 16 años. La competencia tiene tres fases: regional, nacional e internacional. Esta temporada por primera vez todo el proceso será online. «El impacto de este proyecto es grande, sobre todo cuando pensamos que la educación siempre se ve desde un prisma muy común. Acá estamos tratando de romper esquemas, de salir de la sala de clases con aprendizajes diferentes. Estamos entregando herramientas pedagógicas que son muy útiles para eso y que dejan una gran huella cuando llegan a contextos más adversos», cuenta Rodolfo Unibazo, jefe de proyecto de First Lego League en Chile y Alumni 2013 de Enseña Chile.
Finalmente, la fórmula online permitió llegar con esta oportunidad a cientos de jóvenes a pesar de las dificultades, lo que ha sido valorado por los estudiantes. «Me deja la reflexión de que a pesar de que este año haya sido tan diferente, de que no nos hayamos podido ver en persona ni hacer encuentros presenciales, igual se pueden hacer grandes cosas a través de una pantalla. Al final si están las ganas todo se puede, aunque cueste un poco más», concluye Juan Ignacio, alumno del Centro Educacional San Agustín.