Columna de opinión de Francisco Contreras, director de Colegios que Aprenden de Enseña Chile
«A partir de la investigación del Instituto de Investigación Avanzada en Educación (IE) y del Centro de Investigación Avanzada en Educación (CIAE) de la Universidad de Chile donde se expone que 20% de los docentes abandona el aula al quinto año de trabajo, recordé una frase popular en el mundo corporativo: “La gente no renuncia a malos trabajos, renuncia a malos jefes”. Y es que en la experiencia de Colegios que Aprenden trabajando con equipos directivos de todo Chile, hemos entendido la relevancia que tiene el liderazgo al interior de los establecimientos educacionales.
Un buen líder puede generar en sus docentes un clima de colaboración, promover la innovación, dar la oportunidad de fallar e intentarlo de nuevo, habilitar espacios de reflexión sobre la propia práctica y de retroalimentación para la mejora, entre muchas otras iniciativas que movilizan a la comunidad escolar a mejorar constantemente. Por el contrario, un mal líder puede generar agobio, frustración, tensión y desconfianza, sentimientos de los que todos fuimos testigos al escuchar el audio de una profesora exhausta que hace algunas semanas se hizo viral.
Finalmente, en nuestra experiencia el rol del líder se reduce básicamente a dos cosas: Primero, tener perspectiva, una visión clara del futuro que quiere lograr y que permita a su equipo ser creativo en cómo lograrlo. Segundo, tratar a su equipo con extrema empatía, escuchando atentamente, demostrando preocupación genuina y dándoles espacio para el diálogo, el desacuerdo y el desarrollo profesional».