Nitza Medina (27) lleva tres años trabajando en el Liceo Politécnico de Cañete. Es ingeniera Civil Industrial de la Universidad del Biobío y llegó a hacer clases en 2017 a través del Programa de Liderazgo Colectivo de Enseña Chile, que le permitió formarse y trabajar en un establecimiento educacional con alto índice de vulnerabilidad por dos años. En ese lugar se quedó después de terminar el programa y ha podido desarrollarse profesionalmente, haciendo labores de gestión con las herramientas de su carrera de origen y disfrutando de su vocación en el aula con sus estudiantes.
«Lo que más me motivó de Enseña Chile es que era una propuesta real, entré a la sala de clases en un contexto en que se necesitaba hacer un cambio. Encontré que Enseña Chile era el medio perfecto para poder hacer lo que sentía en mi corazón, algo que impactara», cuenta la profesional.
Originaria de Curanilahue, durante mucho tiempo reflexionó sobre las oportunidades que ella tuvo para continuar sus estudios universitarios y así fue descubriendo su interés por la educación. «Pensaba que, si yo pude, tengo que hacer que los demás puedan salir de esta realidad que muchas veces es limitada», dice Nitza. Estas oportunidades no son comunes en la Provincia de Arauco, la más pobre de la Región del Biobío, por lo que le hizo aún más sentido realizar su programa allí.
Durante esos dos años hizo clases de Física, Matemática y Emprendimiento a alumnos de primero, segundo y cuarto medio. Después estudió la pedagogía para poder continuar trabajando allí. «Mi mayor aprendizaje fue sobre convicción, la veo en mis estudiantes que a pesar de todas las adversidades (en un contexto de 99,3% de vulnerabilidad) y mientras tengan el objetivo claro, son muy perseverantes», recuerda la profesora.
Profesionalmente también le significó aplicar aprendizajes de la Ingeniería Civil Industrial. «En la carrera hablamos mucho de liderazgo, pero ya estar en la práctica, liderar un curso, liderar un equipo de estudiantes, fue la primera vez que lo vi en la realidad. También aumenté mi capacidad de gestión de tiempo y redes, aprendí a manejar las distintas aristas para apoyar a mis estudiantes. La mirada holística que nos da la carrera nos permite dimensionar desde arriba los problemas, Industrial me preparó con herramientas para enfrentarlos», recalca.
Actualmente, Nitza Medina destina la mitad de las horas de su contrato a hacer clases y la otra mitad a apoyar la gestión del establecimiento. Trabajó en reestructurar el organigrama y funcionograma y está a cargo de proyectos y postulaciones a distintos fondos. «No solo me dieron la oportunidad de ser profe sino que me permitieron ser Industrial también. Quiero seguir conectada a la sala de clases y a la vez desarrollarme en la gestión de esta área, siempre intentando aportar desde mi mirada de Industrial a la educación del país», concluye.