Sandra cursaba su último año de Ingeniería Civil en la Universidad de Concepción cuando descubrió que la educación era un área que la motivaba profundamente. Durante la carrera, participaba en ayudantías y talleres con escolares que visitaban la facultad y allí sintió por primera vez la pasión por enseñar.
Sin embargo, tenía claro que impartir clases a tiempo completo era un desafío distinto. “Cuando conocí el programa pensé: ‘esta es mi oportunidad para descubrir si esto realmente me mueve’”, recuerda. Impulsada por esa curiosidad y por la convicción de aportar desde un lugar de compromiso, decidió postular a Enseña Chile.

Fue así como en 2020, Sandra llegó a Puerto Natales como parte de la primera generación de la fundación en Magallanes. Trabajó en la Escuela Libertador Bernardo O’Higgins y en el CEIA, donde descubrió la educación de adultos, área en la que sigue trabajando hasta hoy. Los dos años coincidieron con la pandemia, un contexto que transformó la enseñanza en un desafío mayor.
“El corazón está donde están los pies: el aula me enseñó a trabajar con propósito y a mirar lo que realmente importa”, destaca. Entre los recuerdos más significativos de Sandra está el regreso a la presencialidad tras la cuarentena. Los estudiantes llegaban tímidos y cautelosos, pero la emoción se hizo evidente en cada abrazo. “A pesar de todas las medidas de protección, no pudimos contener la emoción de abrazarnos. Fue un momento muy potente, porque logramos construir vínculos profundos que mantengo hasta hoy”, relata.
Otro recuerdo inolvidable fue la colaboración con sus colegas durante los primeros meses de clases virtuales, cuando se reunían por las noches para idear soluciones educativas. Esa decisión colectiva convirtió a su escuela en un ejemplo de enseñanza a distancia a nivel nacional, reconocido incluso por el MINEDUC. “Estando en el extremo sur y en medio de la mayor crisis sanitaria, hubiese sido fácil conformarnos con lo mínimo. Decidimos que nuestros estudiantes merecían seguir aprendiendo, y lo logramos”, dice con orgullo.

Estos dos años en el programa le permitieron desarrollar competencias que todavía la acompañan: liderazgo en contextos desafiantes, trabajo en equipo, capacidad de llegar a acuerdos y adaptación a entornos complejos. Además, aprendió a recibir retroalimentación de manera constructiva y a reconocer la fuerza de trabajar en red.
Hoy, como Directora de Alianzas y Desarrollo en INFOCAP, diseña y atrae oportunidades de formación para personas con trayectorias educativas interrumpidas. Su trabajo sigue inspirado por los aprendizajes de la sala de clases: “El aula me enseñó a mirar un problema en su conjunto, a enfocarme en lo que realmente importa y a liderar desde el propósito”, explica.
A quienes están pensando en postular, Sandra les deja un consejo claro: “Es una experiencia desafiante y profundamente transformadora. Más que un trabajo, es un proceso de autoconocimiento, donde se ponen a prueba habilidades que difícilmente se desarrollan en otros espacios. Si tienes esa inquietud de que algo te falta para sentirte realizado, este programa es una gran oportunidad para explorarlo”.
La red de Enseña Chile sigue siendo para ella un espacio de apoyo y colaboración constante. Aunque no participa de todas las actividades presenciales, recurre a ella cuando necesita orientación, mantiene contacto con compañeros de generación y se encuentra regularmente con alumni en distintos ámbitos laborales y académicos. “Es muy lindo ver cómo todos vamos creciendo y colaborando de manera natural. Saber que no estoy sola y que hay una comunidad que comparte el mismo propósito, es inspirador”, concluye.

Última modificación: noviembre 4, 2025