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Por Melita Stotz, Mentora Enseña Chile Patagonia.

Nada me hará olvidar nuestro último encuentro formativo acá en la región de Aysén. Teníamos que viajar a Puerto Cisnes el día viernes, ya que el sábado las actividades eran allá. Jugaba el equipo de fútbol masculino de Chile ese día a las 19 hrs, por lo tanto nos coordinamos para llegar a Villa Mañihuales a ver el partido antes de continuar el viaje hacia nuestro destino. Pero el trayecto se vio suspendido por dos horas debido a un accidente en la carretera. No vimos el partido, pero lo escuchamos con mucha pasión en la radio.

Llegamos a Mañihuales, nos tomamos un tecito y continuamos nuestro camino a Puerto Cisnes. Llegamos a las 00:30 hrs. El dueño del hostal nos esperó hasta esa hora con mucha paciencia y cariño, entendiendo la eventualidad que tuvimos que vivir.

Al día siguiente, por mal clima, la barcaza no salió del puerto. ¿Qué significa esto? El hostal estaba lleno de clientes, esperando a que mejorara el clima. Esto se traduce a que el espacio que teníamos reservado para trabajar estaba lleno de trabajadores que no tenían dónde estar para esperar que el mal tiempo pasara. Los dueños del hostal, muy preocupados por esta situación, se nos acercan y nos ofrecen trabajar en su casa. “Yo tengo un compromiso con Usted, le prometí un espacio y se lo voy a dar”, nos dijo el dueño. Ante esas palabras era muy difícil decirle que no.

Personalmente sentí mucho pudor en invadir un espacio tan personal como la casa de una familia, sin embargo, ellos nos abrieron sus puertas con mucho cariño. Estaba calentita, tenían una mesa muy grande para trabajar, el agua del mate lista para servir e incluso la dueña de casa nos hizo panqueques con manjar.

Trabajamos durante toda la mañana y cuando terminamos ambos dueños se nos acercaron. “No pudimos no escuchar todo lo que ustedes hablaban, con mi esposo se nos llenaban los ojos de lágrimas al escuchar tanta pasión y preocupación por los niños. Nuestras 2 hijas se han sentido desmotivadas durante su proceso educativo y quizás si hubiesen tenido profesores tan comprometidos como ustedes sus historias hubiesen sido distintas. Gracias, muchas gracias por realizar su encuentro en nuestro hogar”, nos comentó la señora. 

Wow, fue todo lo que podía decir para describir esas conversaciones que tuvimos con ellos, porque jamás pensé que el fin de semana terminaría de esa forma. Ellos nos agradecían, sin embargo han pasado 2 semanas y yo les sigo agradeciendo a ellos.

De las eventualidades obtenemos grandes aprendizajes, de un taco de 2 hrs sacamos buenas anécdotas, de un viaje con mucha lluvia aprendimos a adaptarnos, de una barcaza que no zarpaba logramos un encuentro con dos hermosas personas.

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