Enseña Chile
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Con interés en aportar a la educación desde sus inicios, Javiera Barra es actualmente una de las profesionales que se encuentran cursando el Programa de Liderazgo Colectivo, desempeñándose como profesora de Matemáticas en el Colegio Leonardo Da Vinci de Rancagua. 

Siendo Ingeniería Civil Industrial en la Universidad de Talca, Javiera decidió postular al programa de Enseña Chile en 2020, motivada por su propia experiencia como estudiante, así como por sus ganas de trabajar para contrarrestar la desigualdad y las dificultades que experimentan las y los estudiantes en establecimientos con mayor vulnerabilidad. 

¿Cómo ha sido tu experiencia realizando el programa? 

Ha sido una experiencia muy gratificante, desafiante también, de mucho crecimiento y aprendizaje. Tuve la oportunidad de trabajar en dos colegios con realidades muy diferentes y cada una de esas instancias me dejaron mucho aprendizaje. También ha sido muy gratificante saber que cuando uno hace las cosas desde el corazón, los niños y niñas lo observan. Asimismo, las metodologías que utilizamos, las estrategias y las habilidades que nos entrega Enseña Chile proporcionan un ambiente en la sala de clases que motiva al aprendizaje.  

 
¿Qué crees que has aprendido este tiempo? ¿Qué habilidades has desarrollado? 

Esta experiencia ha sido de mucho aprendizaje, desde lo conceptual, lo pedagógico, las habilidades para la enseñanza y gestionar el aula, hasta las habilidades socioemocionales. Siento que uno de los aspectos más importantes que he desarrollado estos dos años, han sido las habilidades que me permiten desempeñar de mejor manera mi rol como docente, como profesora jefe, como colega, etc. También la paciencia, el soltar ciertas cosas que no dependen de mí, el entregarme al juego, a la diversión. De verdad esta experiencia ha formado a una Javi totalmente diferente, con mucho más conocimiento y experiencias para afrontar el mundo. 

 
¿Qué ha sido lo más significativo de la experiencia de ser profesora? 

En primer lugar, lo más significativo ha sido el amor infinito que he recibido de niños y niñas. En segundo lugar, ser consciente y vivir la realidad de la educación en Chile y darme cuenta que todos los niños y niñas tienen la capacidad de aprender, independiente de su estrato social. No es un cliché. Lo viví. Sé perfectamente que cuando se le entrega educación de calidad, equilibrada también con las habilidades socioemocionales para que la gestión del aula sea más efectiva, definitivamente los niños y niñas aprenden, se motivan y logran encantarse con la asignatura. 

  
¿Qué le dirías a alguien que está pensando en postular al programa? 

Le diría que si está postulando, ya hay algo ahí, está el bichito y la fundación es un muy buen lugar para emprender este desafío. Tienes el apoyo que necesitas con tu mentor o mentora, tienes encuentros formativos, hay material y, sobre todo, hay una red gigante de apoyo. Esta es una oportunidad única para aportar a un ámbito que necesita tantas manos. Hay infinitas cosas que hacer y después de estos dos años vas a tener más herramientas para seguir aportando desde otras áreas, incluso desde tu propia profesión, porque te haces consciente de lo que necesita el país, de lo que necesitamos como sociedad. 

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