Enseña Chile
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Un trabajo con propósito
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Nishme Zafe Bastías (31 años) es la coordinadora del área de inclusión social de la Dirección de Desarrollo Comunitario (Dideco) de la Municipalidad de Maipú con el alcalde Tomás Vodanovic. Desde hace unos meses, lidera los departamentos de Cuidado y Personas Mayores; Género y diversidades; y, el de Derechos Humanos, Igualdad y No Discriminación. El 2016, la periodista de la U. Católica hizo clases en una escuela de San Miguel durante dos años y no se imagina haber llegado donde está hoy si no hubiese tomado la decisión de hacer el Programa de Liderazgo Colectivo.

- ¿En qué te ayudó Enseña Chile en lo que eres como profesional?

Maduré profesionalmente en Enseña Chile. Entré con muchas ganas con experiencia laboral de un par de años, pero con una forma de trabajar muy intuitiva, sin mucho método, sin cuestionarme lo suficiente algunas cosas. Mi paso por la Fundación me permitió desarrollar un pensamiento estratégico, a hacerme preguntas importantes al momento de enfrentarme al trabajo, a autorregularme mucho mejor, a conocer cuáles eran mis áreas de crecimiento en términos profesionales y trabajar sobre ellas, me permitió también reconocer mis fortalezas y poder usarlas de mejor manera, de forma más consciente.

Enseña Chile me permitió reafirmar mi autoestima profesional, a resolver conflictos de manera creativa, a liderar y ser muy proactiva. Me permitió descubrir quién soy profesionalmente y fue una muy buena escuela para equivocarme con el acompañamiento y la contención necesaria para poder hacerlo en un lugar seguro. Hoy día en mi trabajo me enfrento reconociendo cuáles son mis talentos y áreas de mejora tomando buenas decisiones para poder trabajar liderando a tres equipos. Estoy poniendo a disposición esa formación que tuve gracias a mi paso por Enseña Chile.

- ¿Qué herramientas y competencias crees que ganaste por Enseña Chile después de hacer clases en un colegio por dos años?

Tuve la tremenda oportunidad de conocerme no sólo profesional, sino también personalmente de la mano de mi mentora y de las instancias formativas a nivel regional como los encuentros o las comunidades de aprendizaje que hubo durante esos dos años. Mi paso por Enseña Chile dejó en mí hartas herramientas y competencias como, por ejemplo, darse cuenta a veces de que uno está muy seguro y que no hay que estarlo tanto (se ríe). Es como abrirse a estar equivocada, la resiliencia definitivamente. Creo también sentir que eres capaz de todo. Yo decía: “lo que me proponga, lo logro”. Fui profesora dos años de estos estudiantes, de 12 cursos. Gracias a ese trabajo, a mi esfuerzo y al de mis estudiantes, hemos logrado que ellos mejoren su rendimiento académico, que se regulen más emocionalmente, y que aprendan a relacionarse.

- ¿Tu paso por Enseña determinó en algo lo que haces hoy?

Definitivamente sí, no lo tengo que pensar dos veces. Estudié periodismo y ejercí la carrera dos años aproximadamente. Después conocí el Programa de la Fundación, me metí y ahí mi trayectoria cambió mucho. Miro hacia atrás y pienso desde que egresé hasta ahora, no imagino cómo podría haber llegado a este puesto (en la municipalidad) si no hubiese pasado por Enseña Chile porque no solamente tenía otros intereses, sino que pensaba de otra manera. Enseña Chile me cambió harto la forma de pensar.

Creo que ocurren dos motivos que permiten que llegue hasta donde estoy hoy día. El primero, es que pasar por la Fundación hizo que me involucrara a tal nivel en la vida de mis estudiantes que eso fuese un motor para sentir un compromiso social que va a ser de por vida. Ese va a ser un motor para mí, donde quiera que esté. Para mí es demasiado importante que aquello que hago tenga un propósito. El paso por la sala de clases, conocer a mis estudiantes, ver en primera persona cuáles son las problemáticas que tiene el sistema educativo, lidiar con esas problemáticas, tratar de encontrarle soluciones desde la sala de clases hasta el colegio creo que generó en mí ese nivel de compromiso.

El segundo motivo, es la tremenda red que te regala Enseña Chile. Gracias a la fundación conocí a una cantidad de personas maravillosas con propósitos muy similares al mío, tal vez con matices diferentes, pero todos buscando ser un aporte a nivel país. Todos queremos hacer de Chile un mejor país, y algunos están convencidos que es desde la educación porque estudiaron la pedagogía, o tienen familiares que son profesores, otros simplemente encontraron esta vía, pero no saben si es la educación, pero sí tienen mucha energía y quieren poner toda la fuerza en trabajar por el proyecto porque es un programa muy encantador y cada una tendrá matices, pero lo importante es que es una red de personas que tienen propósito por hacer que las cosas mejoren.

- ¿Crees que vale la pena estar dos años en la sala de clases? ¿Por qué?

Absolutamente sí. Lo recomiendo para todos. ¡Qué fuerte! Yo podría haber sido periodista sin haber hecho esto antes y qué poco conocía mi país. Qué irresponsable hubiese sido de mi parte. No digo que la formación que recibí en la Universidad Católica haya sido deficiente o la práctica lo haya sido o yo venga de una burbuja social, que permitiera conocer distintas realidades de Chile. Una cosa es la experiencia personal de cada uno y quizás tuviste más o menos acceso a ciertas realidades, pero permanecer dos años yendo durante todos los días hábiles a tu establecimiento educacional parándote frente a esos estudiantes creo que es algo que vale la pena porque te cambia la vida. Te permite conocer realmente los problemas sociales que tiene Chile porque trabajas en colegios con índices de vulnerabilidad sobre el 50% y esas vulnerabilidades, a veces, invisibles porque parecen no notarse en la sala de clases, si empiezas a indagar un poquito más, a conversar con tus estudiantes, puede ser que uno no tomó desayuno, que está muchas veces a cargo del cuidado de otras personas de su familia, y finalmente es un estudiante al que le toca ser adulto muy rápido, que no tiene la oportunidad de ser niño.  

Sí o sí vale la pena pasar dos años por la sala de clases para cualquier persona que quiera realmente tener un diagnóstico de cómo es Chile. Vale la pena porque pasar por la sala de clases significa enamorarte de todos esos estudiantes y permitir que te enseñen tantas cosas que uno no sabe. Yo creo que es lo más desafiante que he hecho en mi vida. Soy una persona que tiene harta autovaloración de su trabajo, de sí misma, y me di cuenta de que no sabía nada. Todo lo que creía saber no servía para nada y los estudiantes están todo el tiempo poniéndote un desafío tras otro obligándote a ser mejor, a ser mejor persona, mejor profesora y mejor ser humano. Te obligan todo el tiempo a ser mejor, te desafían con y sin intención. Muchas veces simplemente te plantean cosas que no sabes qué responder a ese estudiante y son inquietudes de un adolescente simplemente, pero para ellos eres un referente tan importante que sabes la responsabilidad que tienes sobre los hombros y dar una respuesta a ese estudiante significa ponerse a investigar, a conversar con otras personas. Creo que es una escuela personal y profesional demasiado grande, donde finalmente quién más aprende eres tú.

- ¿Recomendarías hacer el programa? ¿Por qué?

Recomiendo hacer el programa tanto a docentes como no docentes por la red que se genera y poder conocer a gente maravillosa parecida a ti, por el aprendizaje que tienes a nivel personal y profesional, y porque permite conocer realmente a tu país.

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