En Talabre, una pequeña localidad de San Pedro de Atacama, región de Antofagasta, Kevin Covarrubias enseña más que contenidos: impulsa la educación rural con identidad, pertinencia cultural y compromiso comunitario.
Un aula al pie del volcán
A 2.400 metros sobre el nivel del mar, en pleno Desierto de Atacama, se encuentra la Escuela Básica de Talabre. En este paisaje de montañas, Kevin Covarrubias (31), oriundo de la comuna de Los Andes, ha encontrado un espacio lleno de sentido: una escuela bidocente con solo siete estudiantes, todos descendientes del pueblo Lickan Antay.
“Este año se sumó un estudiante nuevo y para nosotros eso es motivo de celebración. Reactivar la escuela es reactivar la vida de la comunidad”, comenta Kevin. Su labor no se limita al aula: busca vincular el proyecto educativo con el desarrollo local, promoviendo instancias que articulan la escuela, las familias y la historia ancestral de esta localidad.

Una educación con raíces
Como parte del Programa Enseña Chile, Covarrubias enseña a partir del territorio y con el territorio. Dice que su principal desafío es adaptar su práctica pedagógica al contexto cultural de sus estudiantes, integrando rituales, costumbres, saberes y tradiciones del pueblo. “La llama, por ejemplo, no es solo un animal. Es un símbolo de nuestra comunidad, ligada a la tradición pastoril de Talabre. Por eso, es fundamental que esa identidad se refleje en las clases”, explica en el Día de los Pueblos Originarios de Chile, entregando un testimonio que cobra aún más fuerza y significado.

Enseña Chile: una red que acompaña
El aislamiento geográfico puede representar un desafío para muchos profesoras y profesores. Pero para Kevin, Enseña Chile ha sido una oportunidad para romper esa barrera y conectarse con otros profesionales que enfrentan realidades similares en todo el país. “Este programa me ha ayudado a reconectar con habilidades sociales, con la planificación pedagógica y, sobre todo, con una comunidad de aprendizaje que nutre constantemente mi quehacer profesional”, explica.
Gracias al programa, ha tenido acceso a herramientas, mentorías y espacios de formación que han enriquecido su práctica en el aula y su comprensión del rol docente en contextos rurales. “En muchas escuelas rurales, quien toma la dirección no es un profesional, sino un vecino o vecina que asume el cargo voluntariamente. Entonces, uno puede aportar una mirada pedagógica más crítica, para acompañar y orientar los procesos que se desarrollan en la comunidad”, destaca Kevin, subrayando el valor de una formación que no sólo entrega contenidos, sino también enseña a relacionarse con el territorio.

Un rol que también transforma al profesor
A solo meses de iniciar su experiencia con Enseña Chile, Kevin ya percibe un cambio personal profundo. “Me ha hecho crecer, cuestionarme, reconocer mis debilidades y trabajar en ellas. Pero también me ha permitido compartir lo que sé, motivar a otros a que vengan a estos territorios. La educación rural necesita de jóvenes comprometidos, con ganas de aprender y de generar un impacto real”, afirma.

El aula multigrado, lejos de ser un obstáculo, se ha convertido en una oportunidad para brindar atención personalizada, así como un seguimiento emocional y pedagógico. “Trato de ser cercano, de involucrarme, estar entre ellos. Me gusta trabajar junto a ellos, no desde un escritorio aparte, sino poner una mesa al lado o en medio de ellos, y estar pendiente de cómo avanzan, monitoreando sus procesos. Busco que cada clase genere un aprendizaje significativo, que no sea solo teoría, sino que también les entregue herramientas para la vida, considerando su cultura y entorno”, explica el profesor.
Una comunidad que educa y una educación que cuida a la comunidad
Desde Talabre, Kevin Covarrubias es reflejo de una forma de hacer escuela que va más allá de enseñar: se trata de un acto de amor, diálogo y mucho respeto. Con el empuje, la perseverancia y la convicción de quienes conocen la importancia de su labor, una que trasciende una sala de clases, Kevin y sus pares, enfrentan este desafío con energía y esperanza. Gracias a Enseña Chile, su trabajo se fortalece en red, en comunidad y con un propósito claro: cuidar y valorar la cultura, la identidad y el futuro de sus pueblos originarios.
Este 21 de junio, Día de los Pueblos Originarios, la historia de Kevin es un homenaje genuino a la valentía y dedicación de tantos profesores y profesoras que, con humildad y una potente vocación, construyen caminos que transforman. Enseñar en territorio indígena es, para quienes lo viven, un compromiso de amor por sus raíces y perseverancia, para alcanzar un futuro con sentido.

Last modified: junio 19, 2025